He aquí que aparece Carla Subirana con una miniatura exquisita alrededor de la memoria que rompe tabúes, cuestiona formas y propone una visión de futuro para el género.
Nadar es una opera prima arriesgada, valiente y de una elegancia decididamente inusual en este tipo de ensayos.
Del artículo de Carlos Losilla en CINE365.
No importa el fracaso ni el éxito, sino haber traspasado de parte a parte un solo corazón.
Jean Cocteau
martes, 11 de noviembre de 2008
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